domingo, 1 de enero de 2012

SALSA MOSTAZA

Salsa Mostaza. Un clásico de la cocina francesa. Una salsa fría básica, junto a la mayonesa o la salsa tártara.

La salsa mostaza es excelente para acompañar marisco: langostino, centollo, langosta, bogavante.

En la receta de hoy hemos trajinado esta gran salsa para acompañar unos langostinos cocidos.

La salsa mostaza queda muy bien como aliño de ensalada.


INGREDIENTE PARA LA SALSA MOSTAZA

100 grs de mantequilla.
Media cebolla.
Una cucharada sopera de harina.
Medio vaso de vino moscatel o blanco seco.
Medio vaso de agua.
Una cucharada de mostaza.
Una yema de huevo.
Sal, pimienta.
Unas gotas de tabasco (opcional)


DIFICULTAD - CHUPAO


ELABORACIÓN.

Echamos 50 gramos de mantequilla en un cazo y la calentamos sin quemarla.


Picamos media cebolla, en trozitos. A mi me gusta en trozitos no muy pequeños. Me gusta encontrarme los trozos en la salsa y que haga CRUNCH. Doramos la cebolla en la mantequilla.


 Echamos una cucharada de harina y removemos.






Vertemos medio vaso de vino moscatel. La receta original tradicional es con vino blanco seco. El resultado es una excelente salsa, pero más ácida, ya que el dulzor del vino moscatel, para mi, equilibra la salsa y la endulza, resultando un interesantísimo sabor ácido y dulce a la vez, que va perfecto para marisco, carnes o como aliño de ensaladas. Aunque si lo que buscamos en nuestro plato es una salsa ácida, la salsa mostaza con vino blanco seco puede ser la solución que estabas buscando.

Bueno, volvamos a la elaboración... ;-)

Cuando hemos echado el vino, le damos caña y lo hacemos hervir evaporando su alcohol, justo cuando se evapore, echamos medio vaso de agua y lo volvemos llevar a ebullición. Lo dejamos hervir durante cinco minutos. La salsa reduce y espesa.


Transcurridos los cinco minutos, apartamos el cazo del fuego. Incorporamos los otros 50 grs de mantequilla, pellizco a pellizco, en cuanto entre el primer pellizco de mantequilla, batimos con energía, la salsa en este punto ligará y emulsionará. Echamos el resto de la mantequilla, sin dejar de batir con brío.


La salsa ya no es tan espesa. Debe aparecer brillante y sedosa. Rompemos un huevo y echamos la yema, la ligamos con la barilla, rápido. La salsa, untuosa, brilla aún más.

Sigue templada, para aliño de ensalada, a mi me gusta incorporarla en este punto tibio. Se consigue unas ensaladas templadas estupendas.

Para carnes y pescados, prefiero enfriarla en la nevera.

Si nos gusta el picante, la salsa admite unas gotas de tabasco. Lo incorporaríamos al final y batiríamos.

Se puede presentar con alguna hierva picada en la superficie: perejil, cebollino, orégano, tomillo, romero...

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